EL CUENTO:
Algo
que enriquece bastante la lectura de los cuentos en Educación Infantil, es dinamizarlos, es decir, mientras se van contando los cuentos en el aula, tanto niños como docentes, realizan determinados gestos, movimientos, dramatizaciones, etc., acompañando la lectura.
Mayormente,
los textos que se usan en el aula, suelen ser cuentos, que ayuden a aprender de
manera diferente, aunque se usa como un recurso de distracción o
entretenimiento. Vemos pues, que la narración es un tipo de texto en el que uno
o varios protagonistas pasar por una serie de situaciones, hasta llegar a un
desenlace.
En la actualidad, podemos encontrar tanto cuentos cortos, como audio cuentos, cuentos ilustrados, cuentos
con dibujos, cuentos clásicos y recursos educativos.
Es necesario que los niños no sólo practiquen en la escuela
la lectura, sino que el ambiente familiar debe ser también un lugar donde se
propicie. Es recomendable leer los cuentos con los niños antes de dormir y que
éstos sean capaces de comprenderlos. Además, para fomentar su imaginación no
sólo es necesario que lean sino también que sean capaces de inventar sus
propios cuentos puesto que tienen un valor educativo.
La
Por último, enlazamos aquí Power Point que nos ha parecido interesante.
Este
cuento puede ser una herramienta pedagógica muy útil para utilizar en el aula a
la hora de tratar aspectos como el respecto y el conocimiento del medio
ambiente y las ciencias naturales. Este cuento, además de transportar a los niños a un mundo de
imaginación y creatividad, divirtiéndose
con la lectura, inculcar en los niños una serie de valores, como son el respeto
a la vida humana, la importancia de cuidar las cosas para que no se estropeen,
comprender que si no cuidamos nuestro entorno algún día no podremos ni siquiera
poder vivir en el, buscar manera de solucionar problemas, como en este caso
cuidar la flor encontrada y hacer que los problemas se solucionen y tengan un
final feliz, como en este cuento cuando la luna se llena de flores porque el
niño se ha preocupado de cuidarla.
Además
este cuento es muy práctica a la hora de trabajar el desarrollo científico en
el niño ya que le presenta un caso claro, que puede ver en su entorno, como es
la falta de cuidado del medio ambiente y le hace buscar soluciones para que su
entorno no se destruya, por ello tras la lectura y comprensión de este cuento
los niños se acercaran mas al conocimiento natural y valorarán mas su entorno
mas cercano.
Un cuento propio: "Bolaño el Ermitaño"
Había
una vez, en una playa muy bonita de la provincia de Cádiz, un ermitaño llamado
Bolaño, que siempre había vivido allí con su familia, pero cada uno en su casa,
pues como ya se sabe los ermitaños viven en conchas vacías que encuentran por
la arena y que cambian a medida que van creciendo para tener siempre casa
adecuada a su tamaño.
Un
buen día el ermitaño Bolaño se dio cuenta de que su vieja concha de caracola ya
le estaba un poco pequeña, así que decidió salir en busca de otra mejor, más
grande y más bonita. Tras un largo paseo por la orilla, se encontró con su
amigo Alejo el cangrejo, que al verlo un poco triste, le preguntó:
- - ¿Qué te pasa amigo Bolaño?
- - Que no encuentro ninguna concha a mi
medida y la mía ya no me sirve – Respondió decepcionado el ermitaño.
Alejo
el cangrejo no entendía porque no quedaban conchas en la playa, pero sabía que
algo no iba bien al ver a su amigo Bolaño, abandonar su vieja concha para
meterse en un objeto que parecía una lata vieja de refresco, algo que sí que
había en abundancia en aquel lugar.
Tras
un buen rato de continua búsqueda llegaron a una roca dónde vieron a un grupo
de niños jugando y riendo pero que estaban tirando los envoltorios de las
chuches que se estaban comiendo al mar, por lo que Bolaño el ermitaño se puso a
llorar y decirle a Alejo el cangrejo que jamás encontraría concha porque así
las caracolas no querrían abandonar sus casas. Muy decidido, Alejo el cangrejo
fue a hablar con el que parecía el más mayor, que se llamaba Antón el mandón.
-
Oye, que mi amigo llora porque tiráis
basura al mar y él no puede encontrar su casa – Le dijo Alejo el cangrejo a
Antón el mandón.
Después
de oír la historia, Antón el mandón decidió convencer a sus amigos para limpiar
la playa y dejarla en condiciones para no perjudicar más a nadie.
Al
día siguiente Antón y sus amigos le llevaron a Bolaño el ermitaño una concha
nueva que encontraron en otra playa y que le quedaba perfectamente.
Desde
ese día, todos fueron muy amigos, los niños jamás volvieron a ensuciar la playa
y Bolaño el ermitaño siempre encontró una concha adecuada para él, eso sí,
siempre acompañado de su buen amigo, Alejo el cangrejo.